Pase en profundidad de Gonzalo Jara que logra amortiguar Alexis en el interior del área mexicana. Miguel Layun y Paul Aguilar rápidamente intentan evitar que el chileno se dirija a portería. Sánchez consigue girar y ponerse de frente a ellos, y este los sorprende filtrando un pase en un minúsculo espacio entre ellos a un exigido Aránguiz quien, con una marca encima (Dueñas), protege el balón de espaldas y consigue abrirse un espacio para poder levantar la mirada y observar que Marcelo Díaz venía libre y de frente al arco mexicano. Díaz, con su pie derecho patea el balón de primera instancia, tiro que consigue desviar Ochoa, pero el balón aún sigue en juego. Este cae muy cerca del pie derecho de Edson Puch quien, con una contorsión y un certero golpe, consigue batir al portero mexicano. Sólo 15 minutos tardó la selección en abrir el marcador. 6 jugadores chilenos estaban al interior del área mexicana al momento del gol. ¿Por qué puntualizar esto? Porque este número en particular define un estilo, una propuesta, una intención. 0 – 7 sería el marcador final.
Para la Copa América Centenario la selección chilena adulta de fútbol fue dirigida por Juan Antonio Pizzi, quien durante la competencia en tierras norteamericanas consiguió administrar el estilo que había heredado su antecesor (Jorge Sampaoli) sosteniendo el rendimiento del seleccionado. La Copa Centenario sería el último torneo en el que a la selección chilena se le vería desarrollar un modelo ofensivo y avasallador. Esta filosofía de juego se iría diluyendo con el proceso de Pizzi.
Hoy, bajo el mando del colombiano Reinaldo Rueda, la selección chilena enfrenta el dilema de la búsqueda de nuevos valores para enfrentar las siguientes competencias internacionales: la Copa América en Brasil y la Copa Mundial Qatar 2022. Para esto el seleccionador se propuso llevar la banderola del “recambio”, término que ha sido acuñado para hablar de la renovación de los posibles candidatos para las filas de La Roja. Ya son 8 los partidos amistosos que ha tenido el proceso Rueda en los que ha cosechado 3 derrotas, 3 empates y 2 triunfos. El último triunfo fue el martes recién pasado frente a la selección mexicana en tierras aztecas. Ante la constante crítica y los crecientes cuestionamientos al trabajo del adiestrador, este triunfo viene a ser un bálsamo para la selección y su cuerpo técnico, puesto que desde el triunfo se hace mucho más cómodo trabajar.
Resulta complicado posicionar las cifras y estadísticas en un deporte en el que todo parece inventado y en el que el dato objetivo pierde espacio por desconocer sus beneficios. Es por esto que, para este ejercicio analítico, nos remitiremos a comparar las estadísticas colectivas de los últimos dos encuentros contra la selección mexicana, comprendiendo que uno de ellos se vivía bajo la presión de una competencia internacional y que el otro trascurrió en el contexto de un encuentro amistoso, el que sin embargo se vivió bajo el contexto de competir en calidad de visita, con la crítica atenta y con ánimo de “venganza” de los locales por el abultado resultado del partido anterior.
Revisando los datos obtenidos en cada partido se pueden observar diferencias significativas que ponen de manifiesto no solo el momento que atraviesa la renovada selección chilena, sino que también una filosofía de juego muy diferente. ¿Cómo es posible que los números arrojen tal reflexión? Pues bien, es a través de estos análisis que es posible determinar que tan efectivos, que tanta presión se experimentó y que tanto daño se causó, junto al cómo se provocó aquello a través de la interpretación estadística.
COPA AMÉRICA CENTENARIO AMISTOSO 16/10/2018
En lo que respecta a rendimiento se observa que, en comparación entre ambos encuentros, la formación que compitió en EEUU obtiene casi un punto de diferencia (0.9) en el SICO INDEX por sobre la que recientemente estuvo en México, lo que ya nos habla de la regularidad de cada uno de los seleccionados de ambos momentos. En cuanto al Aporte Efectivo del colectivo lo que se produjo en el primer encuentro supera casi en un 30% lo realizado durante el último amistoso, así como también la selección chilena obtuvo un 15% más en promedio de profundidad en la misma ocasión.
Además de la diferencia abismante en la concreción de las ocasiones de gol entre ambos partidos, existen algunos indicadores que ofrecen una mirada certera de las diferentes vías productivas de los estilos de juego propuestos en cada episodio. Destacaremos en esta ocasión los Desequilibrios Ofensivos, Juego Aéreo y Tiros a Portería. En cuanto al punto de los Desequilibrios Ofensivos (que indica la Ventaja obtenida por un jugador por velocidad, drible o gambeta, que traiga consigo una eventual ocasión ofensiva) el partido de la Copa Centenario supera en casi un 40% a lo realizado en el Estadio La Corregidora. En este punto se podría inferir que la osadía fue bastante superior en 2016 y que la búsqueda de ocasiones ofensivas también incluía este apartado como parte del libreto.
El siguiente ítem, Juego Aéreo, destaca en los encuentros amistosos bajo el mando del actual entrenador. Ocurre que para Reinaldo Rueda la estatura en posiciones específicas (Defensas Centrales e incluso Delanteros) y las jugadas de balones detenidos es muy relevante. Tal como se indicó en columnas anteriores, el promedio de estatura de la selección chilena bajo su dirección se elevó de manera considerable con la presencia de Enzo Roco, Guillermo Maripán, Igor Lichnovsky y Eric Pulgar, por nombrar algunos. Gracias a este diferencial ha sido posible marcar diferencia tanto a nivel defensivo como ofensivo en relación a los balones detenidos. El partido recientemente disputado por poco llega a un 40% sobre lo generado en este aspecto en 2016. De esta manera es posible avizorar que el Juego Aéreo constituye un principio de juego fundamental para el profe Rueda.
Para aumentar la probabilidad de marcar, es necesario que los tiros lleven como dirección la portería rival. La diferencia en este aspecto entre un partido y otro es de casi el doble de aciertos a portería, en los que una vez más el partido disputado hace 2 años supera al más reciente. La numerosa cuenta a favor de la selección chilena en cuartos de final en Copa Centenario responde a este indicador. Si bien la responsabilidad de realizar este ejercicio no solamente recae sobre los hombros de los atacantes, el 70% de estos tiros en esa ocasión fueron realizados por Alexis, Puch y Vargas, muy diferente a lo que produjeron los atacantes titulares del reciente partido amistoso, los que juntos completaron sólo un 33% del total.
Finalmente, podemos observar datos que bien pueden demostrar el nivel de concentración, compromiso y/o rendimiento del colectivo en términos netamente defensivos. Cuando observamos estos datos y vemos que su cuantía alcanza cifras alarmantes, es posible considerar concentrar los esfuerzos en elaborar estrategias que se orienten a la mejora específica de cada situación. Puntualizaremos en cuanto a las Pérdidas (de balón), Malas Marcas y Errores Garrafales.
Las Pérdidas de Balón del amistoso frente México superan en más de un 25% en comparación al encuentro de Copa Centenario. Esto implica brindarle al rival un alto número de probabilidades de conseguir situaciones que puedan significar un riesgo o de reducir el poder ofensivo, lo que durante el juego tiene claras implicancias en el estado anímico del equipo. En cuanto a las Malas Marcas, la selección chilena falló en este aspecto 5 veces más que en la Copa América Centenario. Y para terminar, los Errores Garrafales, equivocaciones que pudieron traer serias consecuencias, son un aspecto que debe reducirse al máximo con tal de no facilitarle al rival ocasiones de gol. Este tipo de situaciones compromete emocionalmente a los responsables haciendo difícil de controlar si la reacción a esto será más cercana a la resiliencia o a la inseguridad. Las 4 ocasiones en que la selección de Rueda produjo errores de este tipo superan a la única ocasión que cedieron en el 0-7 en EEUU.
A través de los datos obtenidos es posible precisar de manera objetiva conductas que marcan tendencias asociadas al modelo de juego que ofrece el entrenador responsable, junto a las características particulares de cada jugador. El “estilo Rueda” es un estilo más conservador en comparación al proceso previo en cuestión. De momento se ha reducido la producción ofensiva, viendo disminuida su capacidad de crear contextos que favorezcan el ataque y siendo permeable a la ofensiva rival con datos defensivos que generan preocupación. Es muy importante conseguir inclinar la balanza hacia los aspectos que marcan posibilidades de éxito versus los que pueden significar que se nos aleje de la victoria. Con sólo considerar estos dos encuentros las diferencias se hacen ostensibles. Dos años de diferencia, muchos jugadores distintos, otro entrenador y condiciones competitivas que difieren totalmente hacen de esta pequeña muestra un ejercicio interesante, puesto que al comparar estos datos estadísticos podemos ver más allá de los datos específicos e interpretar su origen y propósito. Desde lo táctico, pasando por lo estratégico e incluso considerando aspectos psicológicos individuales y colectivos. Es sólo cuestión de afinar el oído al canto de los números.
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