Han quedado atrás las épocas cuando uno o dos jugadores más discretos pasaban desapercibidos en grandes equipos. Selecciones o clubes campeones con grandes jugadores eran capaces de disimular sus puntos débiles con el título en las manos. Ejemplos hay muchos y se seguirán generando, sin embargo, lo que en estos tiempos ya no pasa desapercibido son las confusiones o enredos mayores en el alto nivel competitivo actual del fútbol profesional.
Tres o cuatro elecciones equivocadas en un 11 inicial pueden transformarse en un verdadero desastre, incluso para equipos del mayor prestigio histórico y reciente como el Barcelona o la selección Alemana. Los catalanes encajaron títulos por 12 años consecutivamente antes del contundente 8-2 que recibió en cuartos de final de Champions League a manos del Bayern Munich. Por el lado de Alemania la secuencia de auge y caída queda perfectamente reflejada entre el histórico triunfo 7-1 sobre Brasil en suelo carioca y el título en Brasil 2014, para caer eliminados en fase de grupos en Rusia 2018 cuando defendían el título. Y a solo 3 meses de la paliza del Munich al Barcelona en Champions, la Alemania de Joachim Low cayó por un contundente 6 a 0 frente a España.
En el caso del Barcelona, el destituido Quique Setien no visualizó que alinear a 4 titulares sin intensidad defensiva contra los aviones del Bayern Munich le podía costar al Barcelona una de las peores goleadas de su historia, que posteriormente desencadenaría la bullada crisis del burofax de Messi.
En el caso de Alemania varias lesiones puntuales (la más influyente es sin duda la de Joshua Kimmich por corte de ligamentos cruzados), algunos experimentos entre los titulares y un viejo pero costoso golpe a la mesa del Director Técnico alemán como consecuencia de la prematura eliminación de Alemania en Rusia 2018, les costó a los teutones un bochorno mayor, 6 a 0 contra España (en Sevilla) en partido definitorio por la Nations League.
Thomas Muller de 29 años, Hummels de 30 y Boateng de 30 fueron los 3 excluidos por Low de la selección alemana como símbolo de renovación en marzo de 2019, luego del quedar eliminados en el Mundial 2018 en el grupo de México, Suecia y Korea del Sur. Tres símbolos del Bayern Munich, en ese momento, que lejos de la decadencia futbolística fueron inexplicablemente marginados de cualquier futura nominación por una caprichosa renovación forzada. Casi como olvidando que ser seleccionado nacional se trata de un nivel de rendimiento destacado más que determinismos temporales que por lo general terminan perdiendo fuerza con el peso de los hechos.
Muller es uno de los mejores rendimientos actuales del último campeón de Europa. Fue el 9° mejor rendimiento de la competición (8,87 Index), Boateng no tan destacado pero titular en el mismo equipo, que es récord en la historia del fútbol por el extraordinario promedio de 3,91 goles a favor por partido en UCL 2019-20, mientras Hummels terminó entre los 4 mejores de su equipo (Dortmund) en la pasada Champions League.
La combinación de estos factores propició un descalabro deportivo que parece impropio de un seleccionado nacional como el alemán. Pero cierto, en un fútbol contemporáneo donde un par de estrellas en el equipo a veces pueden pesar menos que un conjunto de malas decisiones. Cuando no es tan fácil “hacer la pega” a pesar de haber tocado la gloria, la paradoja de la constante actualización y vigencia, una realidad que trasciende la industria del fútbol.
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